viernes, 16 de marzo de 2012

OBJETIVO: MATAR A FRANCO 2- JUEGO DE ESPIAS



Cartel de la película "Kim". La admiración de su padre por el personaje hizo que Philbyfuera motejado con su nombre durante el resto de su vida. 



Gibraltar, abril de 1937. Dos amigos, antiguos compañeros de estudios enCambridge, están tomando una copa y charlando en la terraza del hotel “The Rock”.

Parece una noche como otra cualquiera pero esa noche en particular puede cambiar la historia de España, tal vez la de Europa. Ambos personajes, británicos que trabajan como espías al servicio de Stalin, se han citado en el Peñón para hablar de un peligroso encargo: matar a Franco para detener así al fascismo español.

Se trata de dos jóvenes aristócratas, “la flor y nata del Imperio”, a quienes la tibieza de su gobierno con el fascismo les ha llevado a “pasarse al enemigo”, es decir, al comunismo.

También comparten una tapadera similar. El que ha traído el encargo, Guy Burgess, se hace pasar por periodista de la BBC. El que debe encargarse de ejecutar la orden de Stalin lleva ya tiempo pasando información comprometida a la U.R.S.S. sobre el cuartel general de Franco aprovechándose de su trabajo como corresponsal enEspaña para el Times de Londres.

Imagen del Peñón de Gilbraltar en la época de la Guerra Civil



Su verdadero nombre es Harold Adrian Russell Philby aunque sus amigos le conocen por Kim, un apodo que le puso su padre, admirador de Rudyard Kipling y de su personaje Kim de la India, el lugar donde Philby nació.

Kim era un joven indoirlandés que espiaba para el gobierno de Inglaterra en la Indiadel siglo XIX, un dato crucial para entender cómo un mote puede forjar un destino.

Antony Blunt, Donald McLean, Kim Philby y Guy Burgess. Los cuatro formaban parte delCírculo de Espías de Cambridge, donde fueron reclutados por el servicio secreto soviético durante su juventud de estudiantes. 



Al comenzar la Guerra Civil los rusos tienen necesidad de información de primera mano. A Stalin le interesaban particularmente los movimientos que tanto alemanescomo italianos estaban realizando en España así como la ayuda militar que prestaban al futuro dictador.
Philby, que siguiendo la tradición familiar había ingresado en Cambridge, militó en el partido comunista mientras estudiaba. Pero sagazmente recomendado por sucontrolador soviético, abandonó cualquier idea progresista para abrazar públicamente el fascismo.

Al abrigo de esas falsas simpatías, consiguió que su padre le recomendara ante el embajador español en Inglaterra, entonces el duque de Alba, para conseguir cubrir para el Times la Guerra Civil Española.

Philby había mamado, por así decirlo, de la intriga. No en vano su padre, el exploradorJohn Philby, había sido diplomático británico en Arabia, espía y consejero del Rey Faud



Así comenzó una vida de auténtica esquizofrenia de periodista inglés con inclinaciones fascistas, que era técnicamente un espía ruso. Los artículos de Philbyen The Times eran percibidos como los más profranquistas de la prensa inglesa.

Su estancia en España no estuvo exenta de momentos peligrosos para Philby de los que salió airoso gracias a su inteligencia pero también al puro azar.

En primer lugar fue arrestado como extranjero sospechoso, mientras asistía a una corrida de toros en Córdoba. Tenía en uno de los bolsillos de la chaqueta las instrucciones para usar el código del servicio secreto ruso por lo que, cuando iba a ser registrado por la Guardia Civil, sacó la cartera e hizo que se le cayera, intencionadamente, al suelo. Aprovechando ese instante en que la atención de los guardias estaba en la cartera, sacó el papel del bolsillo y se lo tragó.

Cartel taurino de la plaza de toros de Córdoba, 1937. En una corrida como ésta estuvo a punto Philby de ser desenmascarado. 



Otras versiones afirman que no era un solo papel sino una libreta de códigos de la que se había librado antes, en previsión de que pudiesen descubrirla la policía o los servicios de seguridad de Franco.

Entre las actividades de espionaje de Philby para los soviéticos se encontraba la de la escritura de falsas cartas de amor entremezcladas con palabras en código, dirigidas a una ficticia muchacha parisina que supuestamente vivía en el 78 de la rue Grenelle. Unos años más tarde, Philby se enteraría, para su asombro y furia, de que esa era nada menos que la dirección real de la embajada soviética en París, por lo que había podido haber sido descubierto o desenmascarado.

El espionaje obsesionaba a ambos bandos. En la imagen un cartel republicano alusivo a la necesidad de ser discretos



Pero el episodio que estuvo a punto de costarle verdaderamente la vida fue el que, paradójicamente, le aseguraría la confianza de los franquistas y la mejor ocasión deacabar con el general golpista, cumpliendo así las órdenes recibidas.

En diciembre de 1937, en las cercanías de Teruel, una bomba explotó frente al automóvil en el que estaba viajando Philby junto a los corresponsales de Associated Press, de Newsweek, y de la agencia Reuters. El segundo murió en el acto, en tanto que los otros dos pronto fallecerían a causa de sus respectivas heridas. No obstante, el afortunado Philby sólo sufriría una herida menor en la cabeza.

Philby (dcha.), aparatosamente vendado en la cabeza, charla con otros compañeros periodistas en Caudé (Teruel) tras haber salido vivo de un ataque de la artillería republicana. 



Este hecho, unido a que los informes de Philby aparentaban ser tan favorables a lacausa franquista, hicieron que el 2 de marzo de 1938 recibiera personalmente la"Cruz Roja al Mérito Militar", de manos del propio general Franco. Algunas versiones sostienen que no fueron sus encendidos artículos sino sólo el opinable mérito de no haber muerto con el disparo, casualmente además de un cañón del 12,40 ruso -el famoso «chis-pun»-, lo que movió a Franco a condecorarle.

Sin embargo, ni en esta ocasión ni en otra posterior en la que Franco concedió aPhilby una entrevista, pudo intentar el doble espía atentar contra él. Hay que reconocer que la misión, a causa del temible sistema de seguridad del militar,equivalía al suicidio. La escolta personal del “Generalísimo” estuvo durante toda la guerra, y después de ella, compuesta por requetés navarros procedentes en su mayoría de los Tercios de Lácor, Montejurra, y María de las Nieves, que garantizaban la seguridad en los alojamientos y en el cuartel general. El entorno exterior lo vigilaban guardias civiles y legionarios, a los que se añadían un batallón de escolta y la Guardia Mora.

Uniformes de la Guardia Mora de Franco que, amén de la protección que le ofrecía al dictador, le aportaba también una imagen de pompa y boato




Además, y sin que se hayan podido conocer los motivos, según recogen documentos recientemente desclasificados por los británicos y los rusos, Philby recibió notificación de Moscú para que se abortara el plan de asesinato.

En noviembre de 2001, en esa desclasificación de documentos del KGB apareció uno donde se explica cómo un intermediario británico, siguiendo órdenes deNicolai Lejov, jefe de la policía secreta soviética, entró en contacto y posteriormente envió a España a un joven inglés "periodista, de buena familia, idealista y fanático antinazi", disfrazado de corresponsal, con la misión de asesinar al general Franco; al lado de la descripción del "joven inglés" hay una anotación a mano: "prob. Philby"(probablemente Philby).

En todo caso, no existe hoy documentación alguna que revele cuándo fue retirado o archivado el proyecto ruso de magnicidio. Algunas fuentes afirman que Philbynunca hubiera tenido agallas para cometer un crímen que, a buen seguro, hubiera cambiado el desarrollo de la Guerra Civil.

Las cenizas de Philby reposan en el cementerio moscovita de Kuntsevo, reservado aHéroes de la Unión Soviética.



Sin embargo, los soviéticos no concedían a ningún cobarde la Orden de Lenin con la que fue condecorado. Ni tampoco se la otorgaron por servicios intrascendentes. Fue uno de los mejores agentes dobles de la historia, cuyo engaño hizo un daño terrible al servicio secreto inglés, del que tardaría años en recuperarse.

Philby
 murió apaciblemente una madrugada de mayo de 1988Moscú lo despidió como a un héroe y en Occidente la repercusión alcanzó niveles insospechados.

En su lápida luce aún hoy una estrella dorada, toda una alegoría ya que siempre se consideró un hombre afortunado.

La misma fortuna que acompañó durante toda su vida a un sanguinario criminal que, una vez más, se había librado, para desgracia de millones de sus compatriotas, de ser asesinado.

Fuente: Fusilados de Torrellas.

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