sábado, 10 de diciembre de 2011

CINE - RESERVOIR DOGS


                                 
                                       TRAILER DE "RESERVOIR DOGS" SUBTITULADO



'Reservoir Dogs', el nacimiento de un estilo

 

En pocas ocasiones podemos asistir al debut tan contundente de un cineasta. Allá por el año 1992, un joven envenenado por una cinefilia aguda y amante tanto del cine clásico como de productos de serie Z (además de las series televisivas, la películas asiáticas de Kung Fu, los cómics o la música de los setenta), encontró la inspiración suficiente en un soberbio guión, que acabó convirtiéndose en la génesis de un nuevo estilo de hacer cine. O al menos en una nueva forma de contar lo que ya se conoce.

Puede cuestionarse si Quentin Tarantino creó algo realmente original con ‘Reservoir Dogs’, y motivos existen, pero no se puede negar que supo convertir su particular punto de vista de un cine explosivo, divertido, fragmentado y visualmente absorbente en una película que sentaría las bases del tarantinismo.

Una película de bajo presupuesto en el que se puede encontrar el espíritu del cine negro de serie B de los 50, y de la cultura pulp mezclado con multitud de referencias dispares. Y quizás sea este aspecto el más tachado a Tarantino. Mucho se ha escrito sobre si realmente ‘Reservoir Dogs’ se trata de cine original, o más bien un reciclado de aquí y de allá, copiando, inspirándose o incluso plagiando a muchos títulos.
Pero basta decir que no es reprobable reciclar historias si a la postre se sabe crear algo nuevo, que ofrece puntos de vista distintos y que en el fondo se trata de todo un elogio al cine que ha alimentado a su creador. Un modo de articular una voz propia, aunque pueda parecer, superficialmente, pura imitación.
Puestos a buscar referencias, es obvio que ‘Reservoir Dogs’ está repleta de ellas. Y que Tarantino ha sabido asimilar, tomando algunas piezas para componer una película brillante de principio a fin, que funciona cada minuto. Desde el ‘Intruder’ producida por Lawrence Bender (también productor de Quentin y quien creyó en él desde el principio), por obvio y próximo, hasta otros títulos a los que realiza un guiño y homenajea. En esencia, no se puede negar que Tarantino se vio enormemente influenciado por ‘Atraco perfecto’ de Kubrick, viendo a esos personajes marginados en su viaje a la libertad como el reflejo en el espejo de la banda de sus particulares atracadores encorbatados.
Pero también Tarantino encontró otras fuentes directas para montar la arquitectura de su guión, como la utilización de los nombres en clave de ‘Pelham 1, 2, 3’, el atraco a una joyería que acaba con el enfrentamiento de sus ladrones de ‘Rififi’ (de Jules Dassin) o los pulcros trajes negros y corbatas delgadas de la memorable ‘A Better Tomorrow II’ (‘Honor, plomo y sangre’ de John Woo) o de ‘El cuarto hombre’ (‘Kansas City Confidential’ un clásico muy recomendable de 1952). También toma buena de la producción honkongnesa ‘City on Fire’ dirigida por Ringo Lam y con Chow Yun-Fat. Título éste que han usado sus máximos detractores para culparle de vil copista. Y ¿acaso es ilícito negar que se ha visto, que ha gustado y después trasladarlo a su propia historia de forma mucho más sólida y brillante? ¿Existe algún cineasta que escape a sus influciencias? También se pueden encontrar algo más que meras semejanzas en la secuencia en la que acompañamos (gracias a la cámara en mano) al paseo del señor Rubio desde el almacén al coche del exterior para coger gasolina en el proceso de su divertida tortura al policía, con la que protagoniza Sterling Hayden en ‘Atraco perfecto’ cuando acude con total naturalidad al vestuario, se cambia, se pone los guantes, coge el arma con enorme tranquilidad y sale. Y sin embargo no se le puede restar valor a la resolución efectiva de Tarantino en dicha espléndida escena.
‘Reservoir Dogs’ funciona a la perfección como un mecanismo de relojería porque sabe transmitir más allá de su aparente superficialidad un duro mensaje. Más allá de los diálogos plagados de tacos, de la sangre y de la violencia hay un intento de mostrar la condición humana de un puñado de delincuentes que no se conocen y evidencian una desconfianza que se torna traición entre los débiles y valor entre los fieles.
Uno de los grandes aciertos es su capacidad de narrar sin mostrar, de plantearnos la historia fragmentada en capítulos no cronológicos de un atraco que no vemos. Ese manejo sutil de la narración pausada, a través de soberbios diálogos que aparentan ser banales e intranscendentes (lo auténticamente transgresor de la cinta), arrastra de forma vertiginosa, como una montaña rusa al espectador que se presta a ello. Es decir, aquel espectador no pasivo que entra en el juego de recomponer las piezas de la historia. Porque, en esos diálogos superficiales hay una demostración de la condición de cada uno de los integrantes de la banda y cada uno de ellos está prodigiosamente bien dibujado. Aunque sólo en su conjunto, a su conclusión, es cuando se encajan los mecanismos planteados en la acción. Gracias también al soberbio trabajo de montaje y apoyado en unas interpretaciones brillantes (que catapultaría a sus actores menos conocidos).

Durante su periplo por los circuitos independientes, la cinta fue causando furor y se veía en su autor a un prometedor cineasta, toda una revelación capaz de manejar con elevada soltura una historia tan sencilla como aparentemente violenta. Mientras, durante su larga exhibición (más de un año en territorio usamericano), fue acusado de su manejo excesivo de violencia gratuita y explícita. Craso error, aunque más propio del espectador americano que del europeo, puesto que a pesar de las armas, la sangre y los acontecimientos, Tarantino no se recrea visualmente con las escenas violentas. De hecho, la famosa escena de la tortura del señor Rubio al policía con la cercenación de una de sus orejas no la vemos. El realizador, en ese preciso instante, gira la cámara y en ningún momento podemos ver ese preciso y desagradable instante. Todo funciona de forma sincronizada y va más allá, puesto que si alguien, al terminar la cinta, se sigue preguntando que pasó con el señor Naranja es que la película funciona y ‘Reservoir Dogs’ lo consigue con creces.
En conclusión, ‘Reservoir Dogs’ es un ejemplar debut de un cineasta, la génesis de un estilo que, aunque afortunadamente supo continuar y crecer con su siguiente título, no ha logrado mantener con el mismo vigor y solidez en los sucesivos, y, sin embargo, marca una toda una época del cine a camino entre el siglo XX y el actual. Nadie duda de qué tipo de película va a ver si se la define como al estilo Tarantino.

FICHA TECNICA:


Reservoir Dogs
TÍTULO ORIGINAL Reservoir Dogs
AÑO 1992
DURACIÓN

99 min.
PAÍS
DIRECTOR Quentin Tarantino
GUIÓN Quentin Tarantino
MÚSICA Varios
FOTOGRAFÍA Andrzej Sekula
REPARTO Tim Roth, Harvey Keitel, Chris Penn, Steve Buscemi, Michael Madsen, Lawrence Tierney, Randy Brooks, Kirk Baltz, Eddie Bunker, Quentin Tarantino, Burr Steers
PRODUCTORA Live Entertainment. Productor: Lawrence Bender
PREMIOS 1992: Sitges: Mejor director, mejor guión
1992: Festival de Toronto: Premio FIPRESCI
GÉNERO Thriller. Acción | Crimen. Robos & Atracos. Cine independiente USA. Película de culto
SINOPSIS Una banda organizada es contratada para atracar una empresa y llevarse unos diamantes. Sin embargo, antes de que suene la alarma, la policía ya está allí. Algunos miembros de la banda mueren en el enfrentamiento con las fuerzas del orden, y los demás se reúnen en el lugar convenido. (FILMAFFINITY)



CRITICAS:
Para muchos -entre los que se incluye este cronista-, estamos ante la mejor ópera prima de los noventa y una de las mejores películas "independientes" del cine americano de las últimas décadas. Un desconocido Quentin Tarantino sorprendió con un violento thriller sin apenas acción, de trama apasionante, ingeniosos diálogos, contundente banda sonora, puesta en escena calculada y un montaje espacio-temporal diferente. Un film genial que rebosa talento. (Pablo Kurt: FILMAFFINITY)
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"Insólita y violenta ópera prima, donde se mezclan la sangre, el talento y una apasionante estructura" (Carlos Boyero: Diario El Mundo)
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"Sin duda, poderosa" (Luis Martínez: Diario El País)
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"Guión perfecto (...) gran puesta en escena" (M. Torreiro: Diario El País)
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Increíblemente, mucha gente no sabe de dónde han sacado sus pintas gente como los "Caiga quién caiga". Ni de dónde le viene la fama a Tarantino. Ni por qué Michael Madsen es popular. Todas estas preguntas y muchas más, se responden con un simple visionado de "Reservoir dogs".

Durante un tiempo prohibida en Inglaterra por su violencia, y publicitada de rumor en rumor, la película cumple las expectativas que crea. Es violenta, pero qué película de Tarantino no lo es. Pero aparte de eso, es una de sus mejores películas, por no decir LA mejor. Ha aportado escenas míticas al imaginario cinéfilo, como esa en la que Michael Madsen (que desde entonces ha ido en caída libre) le hace un afeitado muy, muy apurado a un policía mientras baila. También ha aportado diálogos inimitables (aunque imitados) como los primeros diez minutos de película, en los que Tarantino y Tim Roth hacen dos monólogos, el primero sobre la explicación de la letra de "Like a virgin", de Madonna, que debería derrumbar la imagen de pudorosos y sexualmente cohibidos que parecen tener los públicos y realizadores americanos en estas tierras. El segundo sobre por qué no hay que dejar propina en las cafeterías; ambos son merecedores de estar grabados en bronce en la puerta del Vaticano, o más.

Pero la película no sólo se sostiene sobre los diálogos. Todo el guión es maestro. Los personajes, con sus míticos nombres de colores. La trama es capaz de mantener la emoción a pesar de estar cortada con continuos flashbacks, y de estar ambientada en un almacén abandonado. Se trata de un grupo de delincuentes que planean un atraco a una casa de comercio de joyas, para hacerse con un cargamento de diamantes; cuando están en medio de la faena, todo se tuerce cuando aparece la policía. Posteriormente se dan cuenta de que todo ha sido una trama, y que uno de los seis es un policía encubierto. Todo esto pasa en los primeros quince minutos. Dicen que el público general decide si una película le gusta o no en los primeros diez minutos. Por esto, la mayoría de los productos USA tienen unos principios trepidantes. Tarantino, sin llegar a enseñar nada de lo sucedido (atraco, disparos, policías, persecuciones) es capaz de introducir absolutamente y de manera insalvable al espectador en la trama, y presentar toda la historia y a los personajes.

Los actores están perfectamente encajados en sus personajes y viceversa, pues hacer que Michael Madsen no desentone al lado de Harvey Keitel tiene mucho mérito. La estética ya mencionada ha pasado a la historia, aunque parece ser que ésta está tomada de una película de uno de las influencias de Tarantino, John Woo (al igual que alguna de las escenas de la película, con un par de Reservoir apuntándose a la cabeza mutuamente). También contiene gran parte de los ticks a los que Tarantino se ha mantenido fiel, como el famosísimo plano del maletero del coche, presente en todas sus películas y en muchas otras que no tienen nada que ver con él.

En fin, película recomendable para todos aquellos no alérgicos a la violencia, a los trajes negros y a las pistolas, y para publicistas de jabones y detergentes, para que vean qué personajes se pueden asociar a los colores, y no esos payasos del demonio.

MALABESTA



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